Querido
amigo Capote:
Te escribo
desde mi retiro
Pensando que
lo que digo
No vaya a
hacer que explote
La duda, en
tu cogote,
De que no me
encuentro bien.
Sabes de
sobras que sé
Cuidarme a
pesar de todo,
Sólo es que,
a veces, el lodo
Se me pega mucho
a la piel.
Ni me
arrastro ni levito,
Sólo dejo que los
días vuelen
Y, muchos de
ellos, puede
Que sea lo
que necesito.
Aún no
pierdo el apetito
Ni me paso
todo el rato
Dibujando el
garabato
Del pasado
en el papel.
Sabes que no
acabaré
Como la
vieja de los gatos.
Lo único es
que me cuestiono,
Que me da
por estar solo
Y me
pregunto por qué me enrolo
En este
semiabandono,
Con este
triste tono
Del que
silba una balada,
Pero sabes
que no es nada
Más que un
momento,
Que sólo
necesitas tiempo
Para que
cambie la tonada.
Tú mejor que
nadie sabes
Lo que me
costó levantar vuelo
Y cuantas
veces mirando al cielo
Quise ser
esa otra ave.
Yo nunca
tuve las llaves
Del futuro y
los posos de mi vaso
Nunca me
hicieron caso
Cuando les
pregunté por mí.
No puedo
decirte que sí
Pues nunca fui
ave de paso.
Por el
resto… Capote mío,
Me alegro
que tu corazón
Empiece a
encontrar la razón
Entre el
amor y sus líos.
Tú sabes lo
que confío
En que
encuentres buen “gachupín”,
Pero esos
vinos tan “in”
Que te bebes
como “Suelen”
Sabes que no
te convienen
Para tu
dieta y tu gym,
Que luego
llega la playa
Y te pilla
con esos quilos
Y, si voy
atando hilos,
Te imagino
en la toalla
O tumbado
frente a la pantalla
De tu
moderno ordenador,
Tomando
frente a ese sol
Que te
calienta el cerebro.
Ah, por
cierto, celebro
Que te vaya
tan bien el blog.
Por lo
demás, ¿Qué te digo
Sin que se
me erice la piel
Si sabes de
sobras que sé
Que en ti
tengo un buen amigo?
Mis letras
son mi testigo
De que es
verdad lo que siento,
De que ha
llegado el momento
De
despedirme con dolor.
Mentiría mi
corazón
Si dijese que
ahora miento.
Cuídate y,
siendo sincero,
Fue un
acierto para el cartero
Cambiar el
rosa por verde
Pues se gana
y no se pierde.
Se nota que
eres fiero
En tenerlos
de rodillas.
No voy a
hacer comidilla,
Pues sabes
que soy caballero;
Nunca hablo
de dinero
Ni sé hacer
bien las cosquillas.
Pónmelo
pronto a huevo
Y escríbeme
con urgencia.
Sabes que no
tengo paciencia,
A ver si a
la próxima apruebo.
Qué tus
cartas sean su cebo
Y para mí
sean aquello
Que
convierten lo feo en bello
En este
lugar sombrío.
Un beso,
Capote mío.
Siempre
tuyo, J.Tello.
* Ramón
Capote es el autor de http://pasivasygolosas.blogspot.com.es/2013/04/post-2-post-3a.html
, blog donde podéis leer la tercera carta que motivó este texto.
Woww... me pregunto, si tu arte dejará de sorprenderme...
ResponderEliminarAdemás, mis cartas ¿estarán a la altura?
Lo que realemente me gusta
es la libertad con la que las escribimos,
ningún tema nos asusta,
y con el cariño que las recibimos.
Este viaje tuyo mas que alejarnos,
nos acerca progresivamente
a una lirica amistad, al menos.
Aunque sabes que mi prosa es inexistente.
Me parece un desproposito
demostrarte lo incompetente
aunque sea un delito
hacer que yo lo intente.
Es difícil intervenir aquí, en este diálogo vuestro tan personal y tan a cuatro manos... pero me atrevo sólo para decir(os) que resultáis tan amenos que es difícil no engancharse a esta retahila de confesiones de las que sólo se le cuentan a los amigos que mejor nos conocen.
ResponderEliminarLa realidad y la ficción con la chispa de vuestras maneras, os hacen cercanos e interesantes.
Gracias por estar ahí!