viernes, 28 de septiembre de 2012


El esfuerzo.

Se reclinó un poco hacia atrás en la tumbona. Llevaba diez días sin salir a la terraza porque la lluvia no había dado tregua, así que se agradecía aquella buena temperatura aunque el cielo estuviese algo nublado. Se reclinó un poco más hacia atrás y se dispuso a disfrutar o a descansar, según se mirase, porque había tardado casi veinte minutos en recorrer los dos pasillos y en bajar los dos tramos de escalera que separaban su habitación de la terraza. Algo dentro de sí le había dicho que merecía la pena, que debía intentarlo y hasta su viejo caminador dejó de chirriar, como si él también aguantase la respiración, cuando pasó por delante del control de enfermeras.

Una suave brisa le recorrió el cuerpo y tal fue su relajación que tuvo que empujar hacía arriba, con la lengua, la dentadura porque, una vez más, se le había despegado.

Había sido una primavera llena de lluvias y tenía ganas de que llegase el verano. Quien sabe si quizás fuese su último verano, pensó. Dos escasos rayos de sol se escaparon entre las nubes y le iluminaron el rosto. Sonrió. Había merecido la pena. El verano no había hecho más que comenzar.

1 comentarios:

miércoles, 26 de septiembre de 2012


Eres un sol.

La clase estaba siendo muy aburrida. Tomás levantó un palmo la mano del pupitre y descubrió la sombra que su mano proyectaba sobre la mesa. El sol entraba fuerte por la ventana y Tomás levantó la vista buscando la luz. Lentamente giró la mano en el aire y vio como su sombra basculaba sobre la mesa. “¿Te aburres, Tomás?”, le preguntó la profesora y, acto seguido, dibujó un pequeño circulo en la pizarra y lo coloreó con tiza amarilla, después dibujó nueve círculos más de diferente tamaño. “Esa luz que llega hasta tu mano, Tomás, hace ocho minutos que salió del sol. Y en ocho minutos ha recorrido todo este espacio para llegar hasta ahí”. “¿Ocho minutos?”, preguntó atónito Tomás moviendo la cabeza de su mano a la profesora y de la profesora a la mano. “Si, ocho minutos, para llegar hasta tocar tu piel y hacerte sentir mejor, para iluminar tu mesa… Pero el sol también puede ser dañino por lo que debemos protegernos de él; con cremas, con gorros, bebiendo mucha agua… ”. Tomás levantó la vista y vio como la luz entraba por la ventana, iluminaba algunas motas de polvo que flotaban en el ambiente e iba a parar a su mano. “¿Se puede viajar al sol?”, le preguntó la profesora a Tomás pero Tomás ya no la escuchaba, mirando a través de la ventana se imaginaba vestido de astronauta recorriendo esos largos ocho minutos.

Cuando llegó a casa Tomás explicó a su madre todo lo que había aprendido en la escuela y, cuando su madre le sorprendió diciéndole: “Tú si que eres un sol”, subió corriendo a su habitación y puso la mano en el cristal de la ventana; si él era un sol en ocho minutos un rayo saldría de su mano para iluminar a alguien. Ocho largos minutos más tarde su vecina, la señora Fitch, se asomó por la ventana y vio a Tomás con la mano en el cristal. Guiñándole un ojo no pudo hacer otra cosa más que sonreír.

1 comentarios:

jueves, 13 de septiembre de 2012



Tantos años de gritos en silencio,
Tantos años de guerra por rutina,
Tantos años cosidos a tus huesos,
Tantos años de horario de oficina.

Tantos años soñando principitos
Que no salen rana ni se quedan a dormir.
Tantos años queriendo tan poquito,
Tantos años de “ni contigo ni sin ti”.


Si tienes que elegir…
¡Arriesga un poco!
La soledad no es un lujo ni para ti.
Tus vicios son las lágrimas de otro.
Tu desamor, una mala forma de vivir.

Si te quieren querer…
¡No te detengas!
La vida va cambiando de canción;
Ese chico puede que después no vuelva,
Esa boca puede que cambie de opinión.


Tantos años de tímidos amores,
Tantos años de caricias en las heridas,
Tantos años hurgando en los cajones
De la cómoda de la triste vida.

Tantos años esperando a que te abracen
Para escapar sin saber porque razón,
Tantos años conociendo el desenlace
Del enlace que nunca te enlazó.


Si tienes que elegir…
¡Arriesga un poco!
La soledad no es un lujo ni para ti.
Tus vicios son las lágrimas de otro.
Tu desamor, una mala forma de vivir.

Si te quieren querer…
¡No te detengas!
La vida va cambiando de canción;
Ese chico puede que después no vuelva,
Esa boca puede que cambie de opinión




1 comentarios:

Blogger Template by Clairvo