lunes, 15 de abril de 2013

Me acompaño en el sentimiento*




Hoy me he reconocido a mí mismo en el autobús, entre el montón de gente gris y triste que iba camino del trabajo. Me acompaño en el sentimiento. Me he visto allí, entre la multitud triste, y me he dado cuenta que me busco en otros porque en mí no me encuentro, que salgo de mí para afrontar esta sensación que me acompaña y que me obliga a ir lentito y dando tumbos.

Las muestras de condolencia se amontonan y a veces me siento el cadáver y otras veces me siento el familiar que recibe los abrazos, tan ajeno y en su mundo, que nota los cuerpos mientras las palabras le resuenan lejanas y sin sentido. Se agradece, todo se agradece porque cualquier calor sirve para apaciguar el frío de este cuerpo e incluso los más insignificantes gestos toman relevancia. 

A mi alrededor escucho “qué bueno era” y algún que otro “no somos nadie” que me recuerda épocas pasadas donde yo levantaba la mano y la sacudía en señal de desdén, mientras ahora mendigo un abrazo o un beso como nunca lo he hecho. No es que haya cambiado, es que ahora me sorprendo a mí mismo preguntándome por un futuro que desconozco y que en muchas ocasiones, como al difunto, se me antoja, sí más no, algo frío y complicado.

Es lo que tiene vivir, que decía aquel. Es lo que tiene ampararse detrás de esta cara de tipo duro y corazón de poeta.

Decía el maestro aquello de “hay vida más allá, pero no es vida” y esperemos que se equivoque porque a algunos como yo sólo nos queda la sensación de esperar que haya otra vida después de esto. De esperar más allá el calor de otra vida.



*El título de este relato debe su existencia a la autora del blog www.lavidaremendada.blogspot.com.es , del que soy acérrimo seguidor y el cual os recomiendo seguir.



1 comentario:

  1. De vida, de laberintos, de perderse en ellos y no saber salir, de los que se atreven a quedarse... suerte que podemos hablar de ello, contarlo e incluso recitarlo. Suerte que hay atajos entre tu laberinto y el mío, que sean caminos de palabras para perderse y disfrutar...

    Suerte la mía de saber que estás ahí. De que la compañía en el sentimiento se ensancha, se amplía, se enriquece y se hace más llevadera.

    Que nos vaya bien!

    Besos

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