miércoles, 28 de noviembre de 2012

De repente el invierno llegó golpeando los cristales en forma de condensación. Los niños, para horror de sus madres, dibujaban corazones en las ventanas que después  chorreaban dejando un triste recuerdo de lo que habían sido. La navidad, con su mala fama, empezaba a estar a la vuelta de la esquina y muchos se sorprendían, otro año más, de lo tarde que llegaba el invierno.
La mayoría, por hablar de algo, hablaba del frío; ahora del tiempo, ahora de la lluvia, luego de las nevadas... Y, como si nunca lo hubiesen vivido, añoraban un verano que tardaría muy poco en borrar los corazones de las ventanas, aunque, ajeno a sus deseos, el invierno no había hecho más que empezar.

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