viernes, 9 de noviembre de 2012

Con "z" de Letizia.


 
Lo de los cubiertos fue la gota que colmó el vaso. Una noche, al ir a sentarnos todos a la mesa, mi madre había puesto cuatro pares de cubiertos a cada lado del plato. Nos miramos con cara de sorprendidos. ”Son para el entrante, la sopa, el marisco, el sorbete, la carne y el postre, respectivamente”, nos dijo ella sonriente. Nosotros, estupefactos, nos dimos cuenta de que algo no andaba bien.

Todo empezó, creo, cuando mi madre comenzó a coleccionar y ordenar las revistas del corazón por orden alfabético según la Casa Real que más aparecía en dicha revista. No le dimos mucha importancia, vimos con buenos ojos que ordenase el revistero y que además fuese dueña de una colección. “Mejor revistas que joyas”, sentenció mi padre.

La primera vez que mi madre me llamó Guillermo Enrique me hizo gracia, igual que cuando llamó a mi hermana Victoria Federica o a mi padre Rainiero, nos parecía gracioso que nos pusiese un apodo. Cuando le decíamos mamá, ella nos corregía diciendo: “Se dice Reina Madre” y nosotros asentíamos, al fin y al cabo una madre es como si fuese una reina, o más aun. Comenzó a cantar el “God save the queen” mientras pasaba el aspirador. Cuando estaba contenta se ponía un disco de Freddy Mercuri. Cuando se cabreaba con las vecinas les insultaba llamándoles “Estefanía” a grito pelao por el patio de luces. La lista de la compra era del tipo: “Comprar zebollas, ziruelas, atun en azeite vegetal”, todo escrito con “z” de Letizia.

Para avisarnos de alguna comida familiar nos enviaba un sms en plan comunicado real. En verano se iba a Mallorca de regata, en invierno se iba a esquiar a Baqueira. A nosotros nos parecía bien que ocupase su tiempo libre, al fin y al cabo no le hacía daño a nadie.

Un año, por Navidad se grabó en video y distribuyó copias a modo de postal de Navidad a todos nuestros familiares. “Es un mensaje de paz que me llena de orgullo y satisfacción hacer”, decía. Nuestros familiares no
lo entendieron. 

Lo de los cubiertos fue la gota que colmó el vaso. Yo creía que todo aquello había llegado demasiado lejos, estaba dispuesto a imponer en mi casa una republica. Mi padre me disuadió totalmente, ella disfrutaba haciendo todo esto y, al fin y al cabo, a todos nos gusta que nos traten como reyes.


Dedicado con todo el amor a la madre que me parió.



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