Ya nunca más me enamoraré de este otoño,
Y tendré que dejar de amar aquel verano
En que por amor nos expusimos al solano
Y gozamos de ser tan cursis y tan noños.
Florecen a merced del tiempo los madroños,
Y mi corazón se enmustia en tus manos;
Y mi corazón se enmustia en tus manos;
Cómo me gustaría volverme de secano
Para no morir entre tus manos este otoño.
¡Quién pudiera aprender de la primavera
Que cada año siempre florece y se renueva,
Quién pudiera conocer su magia y su truco!
¡Quién pudiera florecer entre tus manos
Y lucir siempre un amor fresco y lozano!
¡Quién pudiera ser perenne y no caduco!
0 comentarios: